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sábado, 16 de abril de 2011

El valor capital de sus servicios

La persona cuyo ingreso se deriva completamente de la venta de servicios personales, no es menos comerciante
que el hombre que vende artículos y también se le puede agregar, que tal persona está sujeta a LAS MISMAS
REGLAS de conducta, como el comerciante que vende mercancía.
Esto ha sido enfatizado, por que la mayoría de las personas que viven de la venta de servicios personales
cometen el error de considerarse libre de las reglas de conducta y responsabilidades adjuntas, para aquellos que
están comprometidos mercadeando artículos.
La nueva manera de mercadear servicios ha prácticamente forzado empleadores y empleados en una alianza de
asociación a través de la cual ambas toman en consideración los derechos de los terceros, EL PUBLICO AL QUE
ATIENDEN.
El día del “vaya y agarre“ ha pasado. Ha sido suplantando por el “vaya y dé.”
Finalmente los métodos de presión en los negocios volaron la tapa. Nunca habrá la necesidad de poner la tapa
otra vez, por que en el futuro, los negocios serán conducidos por métodos que no requerirán de presión.
El valor actual del capital de sus cerebros puede ser determinado por la cantidad de ingreso que puede producir
(mercadeando sus servicios.) Un estimado justo del valor capital de sus servicios se puede hacer multiplicando su
ingreso anual por dieciséis y dos tercios, como lo es razonable estimar que su ingreso anual representa el 6% de
su valor capital. El dinero da un rendimiento de 6% anual.
El valor del dinero no vale más que el valor del cerebro. A veces vale mucho menos. Los “cerebros” competentes,
si son efectivamente mercadeados, representan aún más una forma deseada de capital, que aquel que es
requerido para conducir una negociación en artículos, por que los “cerebros” son una forma de capital que no
puede ser permanentemente desvalorizadas por depresiones económicas, ni tampoco este tipo de capital puede
ser robado o gastado. Aún más, el dinero que es esencial para la conducción de negocios no vale nada, como una
duna de arena, hasta que no haya sido mezclado con “cerebros” eficientes.

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